Un nuevo estudio ofrece tranquilidad al 40% de los adultos estadounidenses que experimentan dolor lumbar: los movimientos cotidianos como agacharse, levantar objetos y girar no predicen el empeoramiento a largo plazo de los síntomas, a pesar de que pueden desencadenar brotes temporales. Este hallazgo refuerza la importancia de mantenerse activo, incluso si algunos movimientos causan molestias a corto plazo.
El dolor a corto plazo no equivale a un daño a largo plazo
Los investigadores siguieron a más de 400 personas con dolor de espalda durante un año, rastreando sus actividades diarias y sus niveles de dolor a través de casi 10.000 encuestas. Descubrieron que doblarse, torcerse, ponerse en cuclillas, empujar, tirar y levantar más de 10 libras aumentaba la probabilidad de un brote de dolor en 24 horas. Sin embargo, estos movimientos no tuvieron ningún impacto en la función relacionada con la espalda un año después.
Esto significa que, si bien estas acciones pueden doler hoy, no arruinan su espalda mañana. Según el Dr. Nick Shamie, cirujano de columna de UCLA, este estudio confirma que los brotes reflejan irritabilidad temporal, no daño estructural.
Por qué ocurren las llamaradas y qué es lo que realmente importa
Los brotes de dolor lumbar rara vez se deben a una sola causa. En cambio, a menudo surgen de una combinación de factores: mala postura, movimientos bruscos, fatiga muscular o inflamación subyacente. Si bien el estrés físico influye, el sueño, los niveles de estrés, el peso y la actividad general también contribuyen.
La conclusión clave no es evitar el movimiento por completo. Más bien, el estudio sugiere que controlar el dolor implica comprender por qué aparece, sin temer todo movimiento.
Cómo minimizar las llamaradas sin detener la vida
El estudio refuerza los consejos existentes: manténgase activo, mantenga su ritmo y utilice la forma adecuada al levantar pesas. Los expertos recomiendan calentar antes de la actividad, levantar objetos con las rodillas dobladas y el tronco contraído, y evitar movimientos giratorios. El ejercicio regular como caminar, nadar o Pilates puede fortalecer los músculos de soporte.
“El movimiento sigue siendo beneficioso para los resultados a largo plazo, incluso si duele a corto plazo”, dice el Dr. Shamie.
También es fundamental mantener un peso saludable y evitar permanecer sentado o de pie durante mucho tiempo. El objetivo es controlar el dolor mediante movimientos consistentes y sensibles, no evadiéndolo por completo.
En última instancia, esta investigación sugiere que su espalda es más resistente de lo que piensa. El malestar a corto plazo no necesariamente se traduce en una discapacidad a largo plazo. Mantenerse activo (con cuidado) sigue siendo el mejor enfoque.



















